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Asumir una culpa puede ser realmente duro para los niños ¿o acaso no lo es para los adultos? No obstante, con un poco de paciencia y una serie de pautas podrás conseguir que tu hijo no sólo aprenda a pedir perdón, sino que además, lo sienta.
El perdón suele experimentarse como un sentimiento de dicha, paz, amor y apertura del corazón, alivio, expansión, confianza, libertad, alegría y una sensación de estar haciendo lo correcto.
El perdón nos enseña que podemos estar en desacuerdo con alguien sin retirarle el cariño y respeto. Nos lleva más allá de los temores y mecanismos de supervivencia propio de nuestro condicionamiento, hacia una visión valiente de la verdad que nos ofrece un nuevo campo de elección y libertad, posibilitando saber cuáles son nuestras fortalezas.
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